PRIMERA PARTE
Soplo Ha
Como todo Pranayama, tiene 3 partes:
- Puraka: adquisición, absorción, inhalación
- Kumbhaka: retención, conservación
- Rechaka: exhalación, purificación
En todos estos movimientos, la mente
concentrada plenamente, dirige todo.
Postura:
De pie, con los pies separados alrededor
de tres palmas.
Ejecución:
Inhalan y al exhalar, inclinan el tronco
hacia el frente con las manos tratando de llegar al suelo, cabeza colgando
entre los brazos.
Puraka:
Inician una profunda, larga y agradable
inhalación, al mismo tiempo que van levantando el tronco y elevando las manos
al punto más alto. Emiten Ha (Ja…) con toda la fuerza de su ser.
Kumbhaka:
Retienen un instante la vibración Ha,
dejando que todas las energías negativas y desperdicios se deprendan de su ser.
Rechaka:
Inician una exhalación, dejando que su
ser se libere y rechace todas esas energías negativas y desperdicios que se han
desprendido, volviendo a la posición inicial.
Nota:
Lo
ideal es repetirlo varias veces hasta que sientan que su ser este limpio y en
armonía.
Al terminar esta purificación
energética, se sientan, se desperezan y luego meditan…
Durante todo este movimiento, procuren
mentalmente, mantener la paz absoluta unidos a nuestro Padre/Madre Dios…
Y no coloquen ha nuestro Padre/Madre
Dios tan alto, allá en lo inaccesible, y, simultáneamente a ustedes mismos, en
el más tenebroso pilar de la inferioridad… Pensamiento que por años y milenios
¡nos ha hecho tanto mal!…
Por eso, nuestro Padre/Madre Dios ha
sido temido, pero no amado. Está tan lejos, que no tenemos la audacia de pensar
que está al alcance de nosotros… de que está en nosotros… de que somos Uno…
Y no obstante enunciando su
omnipresencia, vivimos en la convicción de lo contrario. Y así, nos sentimos
desamparados. El desaliento resultante de la inaccesibilidad a la
Bienaventuranza Suprema hace que nos quedemos parados donde estamos o incluso
que retrocedamos y nos tornemos más frágiles y cometamos más errores.
Somos lo que imaginamos que somos.
Al afirmar imperfecciones y concentrar
la consciencia sobre inferioridades sólo ha conseguido conducir al
padecimiento, a la falencia.
Nadie desconoce el poder de la
autosugestión, sea para curar, mejorar, elevar, o al contrario, sea para
enfermar y empeorar.
Todo depende de su contenido, el que sea
positivo o negativo.
El occidental, merced a tan bien
intencionada pero funesta enseñanza religiosa generalizada, ha enraizado en el
subconsciente la autosugestión eficaz que dice que es un mísero “pecador”.
Esta “sugestión” ha dado sus frutos:
sufrimiento, enfermedad, vicios, ansiedades, complejo de inferioridad y hasta
amoralismo “patológico”.
El Yogui nunca se preocupa por sus
pecados (errores) o del pecado (error). Prefiere atender a lo contrario, y
afirmar su unidad con lo Divino, imitando a Jesús al decir: "Yo y el
Padre/Madre somos Uno"
Estamos invitados a imitarlo.
Potencialmente somos divinos. Y la existencia nos fue dada para que podamos
actualizar esta potencialidad. Divinizarnos.
"Un necio se golpeaba el pecho
todos los días y repetía:
—Yo pecador... yo pecador... yo
pecador...
Y acabó siéndolo.
Un sabio, repetía hasta el cansancio:
—Yo y Dios somos Uno... Dios y yo somos
Uno... yo y Dios somos Uno...
Y acabó siéndolo."